Hoy, al recordar el trágico terremoto de 1970 en Huaraz, surge una historia de valentía y sacrificio que ha quedado grabada en la memoria de todos los peruanos. En ese devastador momento, fueron los Sinchis de la Guardia Civil, paracaidistas de la Policía Nacional del Perú (PNP), quienes no dudaron en arriesgar sus vidas para salvar a los pobladores afectados por el desastre.
«¡Miren, unos ángeles verdes bajan del cielo!» fue el grito de esperanza de los niños de Huaraz, quienes al ver caer desde el cielo a los valientes agentes, con sus paracaídas verdes, los identificaron inmediatamente como seres enviados para salvarlos. Aquel día, estos héroes no solo se lanzaron a un suelo lleno de escombros, polvo y oscuridad, sino que también llevaron consigo ayuda humanitaria, alimentos y medicinas, poniendo en riesgo su propia vida por la de otros.
Los policías, conscientes del peligro que representaba el aterrizaje, pero con el coraje y la moral al tope, se lanzaron sin dudar, siguiendo la orden de «Ojo al guía». Esta operación no solo fue una misión de rescate, sino también un testimonio de compromiso y solidaridad de la PNP con los más necesitados, sin importar las dificultades que enfrentaron.
La Policía Nacional del Perú fue la primera institución en llegar a la ciudad de Huaraz tras el terremoto, y a través de sus Sinchis, logró salvar muchas vidas en un acto de heroísmo que sigue siendo recordado con orgullo por todos los peruanos. Los sobrevivientes, tanto pobladores como policías, cuentan con emoción esta historia que forma parte de la historia viva de la PNP.
Vivan los Sinchis, viva la Policía Nacional del Perú! 👏💙